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LA COMUNIDAD
LA COMUNIDAD
Al final siempre aparece un salvador que cambia la historia aunque no siempre se sabe valorarlo. El solar de la comunidad, el que está entre la 43 y Belgrano, estaba maldito, por eso sobrevivió vacío a las calenturas inmobiliarias siendo, como es, una esquina confortablemente próxima a casi todo. Ya solo quedaban muros abandonados y agujeros oscuros recordando lo que un día fueron luminosas ventanas. Dicen mis fuentes que el edificio era si no lustroso, cuanto menos aseado. Su vida, como otras tantas, transitaba en la rutina de reyertas y derramas… Hasta que llegaron los nuevos inquilinos del principal derecha y todo cambió. En un principio tampoco a ellos les diferenciaba nada del resto. Quizá precisamente ese era su poder. Eran grises paquetes de discreción casi imperceptibles a distancia. El era alto, bien formado aunque sin estridencias. A decir de la señora principal izquierda y la primero derecha destilaba una masculinidad de las que se espolvorea sin necesidad de fumigarla con aspavientos o reciedumbre. Tenía en la mirada la seducción de los hombres que escuchan, ese magnetismo que produce la certeza que un hombre que sabe escuchar siempre acaba sabiendo encontrar. Ella, cada vez que salía del portal con la sutileza firme en sus formas y su menudismo dinámico que siempre acompañaba de sonrisas personalizadas, dejaba en shock babeante con una estúpida mirada perdida sonriente a primero izquierda y segundo derecha,
Como el común de los mortales ,la pareja era rutinaria en sus quehaceres y dispersa en sus ocios ,excepto en uno al que se aplicaban con fervorosa devoción y calvinista entrega .Era ésa precisamente una holganza placentera en cuya práctica la comunidad ,bien por anquilosamiento ,desidia, o desgaste era bastante laxa y casi agnóstica en sus expectativas. Cada día a las 22,30, con un arco de desfase temporal de más menos 5 minutos, empezaron a filtrarse por aquellos muros, más hijos de la precipitación que de la solidez, suspiros, movimientos y la mayor parte de los días, que no todos, orgasmos .Si bien no disimulaban, tampoco exageraban. Era el suyo un sexo irregular, conyugal y cotidiano que destilaba el irresistible atractivo de la comida casera, sin sorpresas pero hecha a base de buenos ingredientes y mano experta. Eso era lo que espoleaba al señor primero izquierda a bajar el volumen de la tele a eso de las 22,35 y acercarse a su mujer con ternura casi suplicante que ella recibía con la gratitud de un recuerdo confortable. La señora primero derecha espoleada por los primeros ruidos se acercaba a dejar la revista en la mesilla al otro lado de la cama ofreciendo a su compañero de lecho el escote sedoso que su compañero agradecía con entrega desentumecida. A eso de las 22,40 sus jadeos ascendían a oídos del señor segundo derecha al que le costaba,( bueno, no mucho), imaginar a la señora primero izquierda soltando su prieto moño y cabalgando con su melena suelta y desatada ,su pareja notaba en su espalda la amenaza fantasma de su imaginativo compañero y decidía tomar el toro por el cuerno y empezaba a dejarse voltear, imaginándose invadida por la pericia amatoria en su atractiva madurez del señor segundo izquierda ,que en ese mismo momento hacía jadear a su mujer con una intensidad que para una asmática tenía que ser hasta peligroso. Este dinamismo vecinal invitaba a tercero derecha a aliviar su soledad aburrida y elevar su amor propio con placenteras repeticiones amanuenses que a su vez desataban a la señora cuarto izquierda que fantaseaba desde hace tiempo con la soledad del chico al que había visto crecer y al que aún podía enseñar mucho de su experiencia acumulada que su prematura viudedad había dejado desaprovechada, así que iniciaba su ritual de auto caricias y zumbidos de vibración multivelocidad que aunque casi imperceptibles se filtraban, o eso imaginaba él, a cuarto izquierda que comenzaba a susurrar obscenidades a su mujer a la que imaginaba proponiendo a la vecina ampliar el campo de las relaciones de buena vecindad mientras su señora pensaba lo mismo pero del chico de abajo, el pobrecito, tan joven, tan solo y tan insaciable. A diferencia de la de su marido, su fantasía tenía reservado el derecho de admisión y el marido, quedaba fuera por soso. Quienes lo oyeron dicen que el edificio era una melodía de acordes disonantes, un desacompasado orfeón multiorgásmico. Por las mañanas todas eran miradas pudorosamente pícaras y sonrisas lúbricamente cómplices. Todos eran felices con esta suerte de fantasía sexual de proximidad, con este festival del erotismo low cost. Durante un tiempo aquella fue una verdadera comunidad ansiosa de ampliar espacios comunes y donde la única ley era la de la propiedad horizontal.
Como todo en la vida acaba, los principal derecha acabaron comprando piso en las afueras y eso desubicó al vecindario. Se volvieron indecisos y titubeantes. Nunca encontraban el momento de encontrarse, la tensión fue en aumento, se fueron distanciando, algunos se fueron separando y el resto abandonó el inmueble ante el inminente riesgo de ruina conyugal. El edificio se fue abandonando. La historia de la comunidad corrió de boca en boca por la ciudad. Nadie osó comprar ante la posible maldición de no practicar sexo nunca más. Quedó el solar y un muro de silencio en el que solo los científicos de cuarto milenio fueron capaces de oír psicofonías sexuales inasequibles para el resto de los mortales. Ni siquiera los toxicómanos se acercaban, temerosos de añadir el celibato a sus ya suficientemente miserables existencias. Parecía destinado a la ruina…Pero apareció un salvador. Lo compró un fondo de inversión visionario que supo ver lo que nadie vio, que con paciencia esperó y buscó hasta que halló un comprador y acabó vendiéndolo a los legionarios de Cristo. La congregación ha decidido erigir un convento sobre esos muros en la esperanza de que la maldición funcione y consiga aplacar de una vez por todo el insaciable apetito de sus seminaristas. Ahora el solar cumplirá una función social en la reeducación de estos disolutos jóvenes. Para que luego digan que estos fondos, injustamente llamados buitres, no cumplen una labor social.
PD: ESTE RELATO HA SIDO REALIZADO GRACIAS A LA INFATIGABLE LABOR DE PATROCINIO CULTURAL DE INVERSIONES CARROÑERAS S.L.
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