Otra vez es de noche y hace frío.

El invierno empezó ya hace unos días,

y las rutinas se repiten: acomodar

la leña, limpiar los acolchados…,

otra vez es de noche y hace frío.

Todo nos parece habitual, nos creemos afortunados:

 tenemos leña y acolchados. Algunos no los tienen.

Algunos viven en un tiempo diferente, antiguo y

aún más frío, primitivo, pero no nos importa eso porque

todo nos parece habitual, nos creemos afortunados.

Agazapado está el dolor y no lo vemos,

o no queremos verlo, ya, es lo mismo.

Va a saltarnos encima sin aviso o quizás no.

Estamos avisados pero no lo recordamos:

agazapado está el dolor y no lo vemos.

El frío, la tristeza, la locura, la televisión, el abandono: 

son parte del relato cotidiano. El encierro, el tedio

y el hastío. Son estos ingredientes lo que juntos

van a estallar como la pólvora y la chispa:

el frío, la tristeza, la locura, la televisión, el abandono.

Creemos estar vivos pero es apenas una escena

montada en una cueva, un teatro de sombras

pero sin gracia ni argumento, apenas una historia

llena de ruido y furia, contada por un idiota.

Creemos estar vivos pero es apenas una escena.

Otra vez es de noche y hace frío,

todo nos parece habitual, nos creemos afortunados.

Agazapado está el dolor y no lo vemos:

el frío la tristeza, la locura, la televisión y el abandono.

Creemos estar vivos pero es apenas una escena.