Este año he participado por primera vez en el concurso de letras flamencas que organiza anualmente la Asociación Andaluza Hijos de Almáchar de Barakaldo. A Hijos de Almáchar les conozco de Cornellá, donde también tienen presencia y en cuya sede, representando a Poetas de Cornellà junto Ana Isabel Pérez y Carlos Fernández, he estado varias veces. Este  grupo malagueño suele actuar en el festival de villancicos de la ciudad del Baix Llobregat, siendo de los que más expectación despierta. Cuando Francisco Hidalgo, que de flamenco entiende mucho, me habló del certamen hace unos años, me puse a revisar los palos que concursan y su métrica, pero no acababa de verlo claro. Hasta este año que, sin estar muy seguro del resultado final, he  enviado unas malagueñas de la pandemia y unas soleás. El amigo Paco Mármol, que de letras flamencas sabe una hartá, resultó vencedor. Siempre es gratificante que el ganador de un concurso te sea conocido y constates que el premio es merecido. A mí no debió irme muy mal: he recibido una carta invitándome a la entrega de premios. Lo dejaré para el año próximo a ver si hay más suerte.

Los nombres del agua está resultando un título socorrido y se lo encasqueté a las soleás que me quedaron más redondas que las malagueñas. Es un mínimo homenaje a las ciudades andaluzas y a sus ríos. Aquí lo tenéis:

LOS NOMBRES DEL  AGUA

Los ríos que van al mar

se llevan todas las lágrimas

y la luna de tu rostro

nada, serena, en el agua.

El agua guarda los nombres

que el tiempo puso en los mapas

con aroma de leyenda

y letras de sangre y raza.

Córdoba y Sevilla besan

el viejo Guadalquivir.

Segura tiene Jaén,

Granada, Darro y Genil.

Le ponen nombre a la vida

agua y poetas del sur,

cabalgan crines de viento

y mueren siempre en lo azul.

Por los senderos del agua

se va secando Almería,

Cádiz se bebe la historia

de Guadalete en tacita.

Guadalmedina  de Málaga,

Tinto y Odiel, Ría de Huelva,  

los nombres que el agua tiene,

suspiros que el mar se lleva.

Llevan los ríos al mar

más que nombres, más que llanto;

llevan la voz de los siglos

y Andalucía en los labios.